Cultura

Francisco Toledo, artista y activista oaxaqueño; su trayectoria y legado

Toledo es catalogado como uno de los artistas plásticos más reconocidos en México y en el extranjero; fue un activista innato

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Francisco Benjamín López Toledo, mejor conocido como Francisco Toledo, nació en la ciudad de México el 17 de julio de 1940, pero creció en Juchitán, Oaxaca, tierra de donde es originaria su familia. Él se consideraba más oaxaqueño que las tlayudas y el mole negro. Siempre comentaba: “Nací en México por accidente. Nunca tuve una liga con ese lugar. Uno es de donde se siente”. 

Fue un pintor, escultor, escritor, poeta, impresor y grabador. Este año, 2021, se cumplen 81 años de su nacimiento. Es catalogado como uno de los artistas plásticos más reconocidos en México y en el extranjero, por su estilo tan particular.

En Juchitán creció y aprendió el oficio de zapatero con su tía Laureana, quien le contaba leyendas y mitos zapotecas. En su adolescencia se mudó a la capital de Oaxaca para estudiar la secundaria, su padre quería que fuera abogado pero desde niño Toledo estaba  muy interesado en las artes. 

A los 14 años inició sus estudios artísticos en el Taller de Grabado de Arturo García Bustos. Más tarde ingresó al Taller Libre de Grabado de la Escuela de Diseño y Artesanías del INBA

El 5 de septiembre de 2019 trascendió a otro plano existencial, su muerte cimbró a toda la comunidad artística de México y el mundo, y hoy lo recordamos con el respeto que merece.

Su trayectoria 

Comenzó su trayectoria artística dibujando animales, presencia que se observa en la mayoría de sus obras, tanto pictóricas como escultóricas, se inspiraba en animales que no siempre estaban asociados a la belleza, pues pintaba y esculpía monos, murciélagos, sapos, lagartos, iguanas e insectos. 

Su escultura destaca porque tiene dos formas de expresión. En una representa cosas del mundo natural, particularmente bestiarios de distintos animales, y en la segunda se enfoca a un desapego de la realidad, transportado a mundos mágicos, casi surrealistas.

Pero hay algo que se dice de su obra, que tenía influencias de la modernidad y la vanguardia de otras civilizaciones, especialmente la europea, que le sirvió para crear sus piezas​. Desarrolló un sentido de lo fantástico muy avanzado y creativo, al crear criaturas antropomórficas, entre monstruosas y juguetonas. Pero en su obra también se observan personajes que incluía en sus papalotes, libros, máscaras, joyería, grabados y esculturas.

Debido a la particularidad de su trabajo, algunos críticos lo categorizaron dentro de la Generación de la Ruptura, aunque no haya pertenecido históricamente a la misma, pero el artista siempre fue alguien irreverente que escapaba a los grupos y trabajaba de manera independiente.

Impulsor de la cultura y creador de espacios culturales

A la edad de 20 años se fue becado a París para continuar su formación, más tarde presentó una exposición en Nueva York. Posteriormente montó su primera exposición individual, misma que se llevó a cabo en la Ciudad de México en 1959. Meses después llevó su obra al extranjero con una exhibición en la Galería Antonio Souza y en el Fort Worth Center, en Texas.

Tras su regreso de París en 1972, junto con un grupo de juchitecos, fundó la Casa de Cultura Juchitán o Casa de Cultura “Lidxi Guendabiaani” (en zapoteco: Casa de la Inteligencia o Casa de Cultura), con la que buscaban acercar los medios culturales al pueblo y promocionar el rescate de la memoria zapoteca del Istmo de Tehuantepec. Hasta 2019 contaba con una colección de 700 piezas de exhibición. 

Desde su fundación se le consideró un lugar de reunión de la comunidad y un espacio para la formación de escritores. Aunque a causa del sismo del 7 de septiembre de 2017, el inmueble de este recinto se vio afectado y dos años más tarde seguía sin reconstruirse por completo.

En algunas ocasiones el propio Toledo se refería a la discriminación que habían sufrido sus padres por hablar una lengua distinta al español, como muchas personas de origen indígena, por eso siempre trabajó para crear espacios en los que las personas no se avergonzaran de sus cualidades y su origen, donde pudieran desarrollarse libremente.

Posteriormente, el maestro compró una vieja casona en la ciudad de Oaxaca, que restauró para crear el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), inaugurado a finales de 1988, mismas que para finales de la década de 2010 albergaba una de las colecciones de artes gráficas más importantes de América Latina. 

El recinto incluye espacios expositivos, el Centro Fotográfico “Manuel Álvarez Bravo”, la Fonoteca “Eduardo Mata”, la Biblioteca BIAGO y el Cineclub El Pochote, el primero de la región, en voz del propio Francisco Toledo posiblemente era la primera del estado de Oaxaca.

El cineclub del IAGO después fue ampliado a El Pochote (de acuerdo a los lugareños, recibía ese nombre por los árboles del poblado de Etla, donde se ubica).

Toledo cede su acervo al Gobierno de México 

Cabe recordar que en 2015, en una conferencia pública, el maestro Toledo cedió el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (con toda la colección) al INBA, al Gobierno Federal a cambio de un peso, ¡sí un sólo peso mexicano! Esta es considerada una de las donaciones de carácter artístico y cultural más importantes que se han visto en México, es un “acto de mayor generosidad”, se dijo en ese momento. 

El acervo incluía 124 mil piezas de gráfica, 50 mil libros y 7 mil fonogramas. Entre sus obras destacan grabados de Francisco de Goya y Alberto Durero.

Francisco Benjamín fundó también el Taller Arte Papel Oaxaca y Artes Toledo, el Centro de Artes San Agustín, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo y el Museo Arte Contemporáneo de Oaxaca.

Su labor también llegó al mundo editorial pues en 1975 fundó, al lado de Víctor de la Cruz, Macario Matus y Gloria de la Cruz, la revista Guchachi’ Reza (Iguana Rajada), cuyos contenidos eran en lengua zapoteca. Era el canal de difusión de la Casa de Cultura de Juchitán, el cual servía también para publicar documentos históricos de la comunidad y textos literarios y políticos, en ella participó Carlos Monsiváis como uno de los primeros colaboradores. 

Toledo era un ávido lector y con “ideas sobre la literatura muy refinadas”, así lo definió el poeta mexicano David Huerta.

Fundó Ediciones Toledo, sello bajo el que publicó su primer libro en 1983. Con esta casa editorial impulsó la lengua zapoteca, gracias a que publicaba textos de escritores juchitecos e istmeños como Francisco Nácar, Macario Matus, Victor de la Cruz y Andrés Henestrosa. 

Además se destacó en la poesía, como su hija Natalia Toledo, pero también editó obras de autores mexicanos contemporáneos como Javier Sicilia, David Huerta, Alicia García Bergua y Pura López Colomé. 

Así mismo editó documentos antiguos, como el facsímil del Vocabulario en lengua zapoteca de Juan de Córdova, original del siglo XVI.

Toledo, activista innato, herencia de su sangre oaxaqueña  

Como la mayoría de las personas oriundas de Oaxaca, Francisco Toledo fue un activista innato, siempre en busca de ayudar al prójimo, de tenderle la mano para salir adelante, sobre todo cuando se trataba de la familia o los paisanos, como se dice típicamente en los pueblos oaxaqueños. 

El que Toledo se haya preocupado por dejarle un mundo mejor a la juventud, a sus nietos y bisnietos era parte de su activismo tan arraigado y profundo, en su corazón y conciencia. 

“Yo tengo nietos, tengo hijos y voy a tener bisnietos, me gustaría que mis bisnietos vivieran en un país que pues digamos pudieran ir a la escuela, que pudieran vivir en paz, que pudieran tener una oportunidad de estudiar y poder sobresalir y me gustaría que en México fuera más fácil para los que no tienen nada”, afirmó en entrevista para Radio UNAM

Cómo no recordar la ocasión que acompañado de decenas de niños voló por la calles de la capital oaxaqueña 43 papalotes con la imagen pintada de los estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en diciembre de 2014.

Francisco Toledo, junto con los niños, corrió por el andador turístico más importante de la ciudad para exigir justicia por los 43 jóvenes desaparecidos. Es uno de los actos por el que más se le recuerda. 

Los papalotes fueron elaborados con ayuda de trabajadores en el Taller Arte Papel Oaxaca, instalado en la antigua planta hidroeléctrica La Soledad, que por mucho tiempo permaneció abandonada en la comunidad de San Agustín Etla

Como luchador social y político dedicó gran parte de su vida a las luchas sociales de izquierda y a promover el arte y la cultura a los menos privilegiados en Oaxaca. 

Durante muchos años fue un activista defensor de las causas más nobles, como del patrimonio cultural, también se dedicó a preservar el patrimonio de su estado e impulsó el diseño textil de las y los artesanos de su entidad. 

Luchó por el medio ambiente, prueba de ello es que apoyó la creación del Jardín Etnobotánico de Oaxaca, pues a propuesta suya y de la asociación civil PRO-OAX (Patronato para la Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural de Oaxaca, A.C.), en 1993 se hicieron las gestiones para la creación de este jardín que alberga exclusivamente especies de flora endémica del estado de Oaxaca y que se ubica dentro del Ex-convento de Santo Domingo, en pleno centro de la capital oaxaqueña. 

La iniciativa tuvo como propósito evitar que todo el inmueble de Santo Domingo se convirtiera en estacionamiento y hotel de lujo. Hoy cientos de turista visitan este jardín monumental.

Impulsó hasta los últimos días de su vida una campaña de protección al medio ambiente en Oaxaca, luchó para evitar que no se construyera un inmueble que albergaría un centro cultural en el Cerro del Fortín, a un costado del estadio de la Guelaguetza, lo que afectaría la reserva ecológica de la zona. 

El activismo del maestro Toledo no siempre fue visto con buenos ojos, por eso sufrió agresiones. En diciembre de 2006, mientras él se encontraba en Francia, su casa y estudio fueron baleados. Cientos de personas en distintos lugares del mundo (México, Francia, Japón, Suiza) se manifestaron contra las amenazas a las que era sujeto el artista oaxaqueño.

En 2014, el pintor participó en protestas contra el uso de maíz transgénico, recaudando firmas tanto en el IAGO como en la estación Zapata del metro CDMX.

En 2002, cuando se dio a conocer que se instalaría un segundo McDonald’s en el centro histórico de Oaxaca, el pintor organizó una tamaliza: “estos sí son de a de veras y tienen ingredientes naturales”. 

Entre las tamaleras y bandas de música, Toledo empezó a repartir tamales de dulce, de rajas, de mole. Sin duda un escenario único que refleja la lucha del escultor, defender el patrimonio de Oaxaca hasta el final, y ese es uno de sus grandes legados, además se toda su obra artística y la colección que alberga Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca.

Francisco Benjamín López Toledo dejó a México un legado invaluable, en lo artístico como en lo social, lo moral y en el activismo, faltan líneas para citar todas, por ello merece reconocimiento y que su legado siga resonando en todo el país, con cada generación. Que su mensaje siga haciendo eco a través de estas líneas y de todos los medios que le dedicamos un espacio para recordarlo, para rendir homenaje a nuestro paisano. ¡Gracias por siempre, maestro Toledo!

Premios 

En 1998 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes en 1998 En el 2000, el premio Príncipe Claus.

En 2005, fue reconocido con el Premio Right Livelihood por su compromiso a proteger la comunidad de Oaxaca. 

La Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca lo distinguió con un Doctorado Honoris Causa en 2007.

Sus exposiciones 

Su obra se expuso en los recintos más importantes del país como la Galería de Arte Mexicano, el Museo Nacional de Culturas Populares y el Museo de Arte Moderno, entre otros. 

Su trabajo también se exhibió en recintos como la New York Public Library, la Tate Galery de Londres y la Kunstnaneshus de Oslo. 

Gracias a Francisco Toledo se inauguró la muestra De lo perdido lo que aparezca 33 visiones de la pintura en México. De acuerdo con la secretaria de Cultura, Alejandra Frauso, fue él quien dio la idea de la búsqueda de las obras encomendadas para una colección de Los Pinos, entre las que se encontraba una obra suya.

Con información de Radio UNAM, Gaceta UNAM y Milenio

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